Deidades olímpicas,
egipcias,
Dios de Israel
Todos los dioses, lo los
invoco.
Y les pregunto
Que maldición ha lanzado
Sobre este su humilde
siervo.
Desgracias tras
desgracia
Lúgubre y cruel destino
Me han dictaminado.
Por senderos
Con brazas ardiendo he
caminado
Sobre lecho
De espinas he dormido.
En los brazos
Del desamparo me refugio
En el crepúsculo
De la vida, me desvivo.
Ni Apolo, ni Ra o Jehová
Han querido pringar de
luz
Mi sepulcro.
Afrodita su gracia me ha
negado,
Y Cupido sin flechas se
ha quedado.
Desgracias tras
desgracia
Malditos dioses
Que entregan sus
perjurios
A mi inútil vida.
Una vida, una compañera,
Una brisa de felicidad
Les he implorado
Y ¿acaso me lo han dado?
Y ahora que a lo lejos
Veo una luciérnaga de
luz
La extinguen sin más
Malditos dioses.
¡Ya déjenme vivir en
paz!
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